A propósito de la Revista Intervención…

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Revista Intervención

Resumen

“Estoy convencido que continuaremos leyendo durante todo el tiempo en que persistamos en la interminable tarea de nombrar el mundo que nos rodea. Tantas cosas se han nombrado, tantas cosas quedan por nombrar, y a pesar de nuestra locura, nunca renunciaremos a ese pequeño milagro que nos otorga un destello de sabiduría”.
Alberto Manguel, La bibliothèque de Robinson, Montréal : 2000, 55.1¹


En este invierno de 2014, pensar en reeditar una nueva revista de especializada en el dominio de la intervención social en Chile adquiere un carácter temerario. Las razones son múltiples… En primer lugar, podemos observar durante los últimos años un aumento importante en la oferta de magísteres especializados en intervención: magíster en “intervención psicosocial”, en “intervención educativa”, “intervención familiar”, entre otros. De esta manera, es presumible pensar que existiría un número exponencial de profesionales interesados en la intervención. Si a ese número se le suman, los más de 100 programas universitarios que imparten la carrera de Trabajo Social en Chile, -según cifras de 2012 egresan más de 1800 profesionales al año²-, el espectro de profesionales que denominan su acción profesional “intervención” se amplifica aun más.


Partiendo de la base que, además de frecuente, la noción de intervención es polisémica (Nelisse, 1997) en tanto puede adquirir múltiples significados: construir conocimiento sobre la intervención parece una tarea ambigua y “riesgosa” en términos científicos. En efecto, para autores como Dartiguenave (2010) la ambigüedad del termino intervención es un obstáculo epistemológico para el desarrollo de la disciplina del Trabajo Social. ¿Por qué entonces lanzarse con una revista centrada en la intervención social? A propósito de la Revista Intervención… Responder a esa pregunta exige de entrada algunas aclaraciones conceptuales. Para nosotros, siguiendo la ruta de importantes trabajos realizados en la materia (Nelisse, 1993, 1997; Zúñiga, 1993; Matus, 1999) la polisemia no es tratada como ambigüedad intelectual, sino como muestra del carácter polifónico de la noción de intervención. De lo que se trata, es de reconocer que detrás de cada uso del concepto intervención, existe un “discurso clave” (Nelisse, 1997) que requiere explicitarse para comprender los efectos del discurso en nuestros modos de actuar. No buscamos por ende, definir la esencia de lo que sería “la” intervención social, si no más bien aspiramos a conocer cómo se construyen – desde una perspectiva constructivista³- las intervenciones sociales.


Dotarle de un carácter plural a la noción de intervención, implica reconocer que en el espacio de lo social existe una pluralidad de intervenciones. Cada una de las cuales responde a distintos contextos sociopolíticos y también a manera de entender la realidad y su potencial transformación. Las intervenciones sociales, tienen, por tanto, una motivación normativa (Coutourier, 2005), reposan en una construcción de una situación problemática que se plasma estratégicamente en una dimensión proyectual y metodológica. Desde esta perspectiva, las intervenciones sociales son “relaciones contextualizadas de exterioridad (Nelisse, 1993; Zúñiga, 1997), es decir, relaciones circunscritas en una constelación de actores, que responden a temporalidades y campos específicos, que posibilitan y restringen, el accionar de las y los interventores (Baillergeu y Bellot, 2007).


Justamente, la diversidad de relaciones que contiene la noción de intervención es una de las razones por la cual decidimos llamar a nuestra revista Intervención (RI). Creemos que la intervención es una categoría que reagrupa una gran variedad de campos, sujetos, problemas, estados de ánimo, todos conocimientos que requieren ser formalizados para hacer avanzar las transformaciones sociales. Por lo demás, llamar a nuestra revista Intervención adquiere, un carácter político que busca resituar la intervención social como un objeto que atañe en particular al Trabajo Social (Choppast, 2000). El Trabajo Social ocupa un espacio central en el campo de estudio de las intervenciones sociales, y nuestra revista se plantea a partir de un anclaje disciplinar especifico. Lo anterior, no restringe las contribuciones de otras disciplinas. La RI se define como un espacio abierto a la colaboración de otras disciplinas interesadas en la intervención social.


El carácter situado y relacional de la noción de intervención, nos plantea a su vez, un gran desafío: lograr establecer puentes entre el mundo de la intervención y el mundo de la academia. Tal como nos recuerda Ricardo Zúñiga (2014) en la colaboración que generosamente realizó para este número, el “dilema editorial” de nuestra revista se refleja en la tensión “inter-contextual” de querer establecer diálogos entre dos mundos que están sometidos a exigencias, restricciones y urgencias distintas. Esta riesgosa búsqueda por los “equilibrios”, es tal vez, uno de los hitos fundadores de nuestra revista. Queremos desarrollar una publicación que sea capaz de enriquecer el mundo académico y el mundo de la intervención social. Creemos que el Trabajo Social chileno, en particular, y la disciplina en general, se debe así mismo este espacio.


En nuestros 11 años de experiencia en la formación de trabajadores sociales nos hemos enfrentado en numerosas ocasiones a la “desesperanza” del oficio. El funcionamiento propio de las sociedades neoliberales y las devastadoras consecuencias que tiene en la vida de las personas, hace que nos enfrentamos a problemáticas cada día más complejas. Las demandas de las instituciones y de los actores involucrados en los procesos de intervención son también más exigentes. Muchas veces nos vemos con un margen de acción limitado y con la sensación de que nuestra labor no produce la esperada transformación (González y Pérez, 2009). Frente a esta situación, tenemos dos opciones: nos resignamos a que nunca podremos responder a las exigentes demandas de la intervención o asumimos el lugar de privilegio que el Trabajo Social ocupa, para comprender los dilemas y desafíos de la intervención social. Esa segunda opción es la que nosotros tomamos. Para ello, asumimos que la producción de conocimiento en Trabajo Social no debe aspirar a construir tratados universalistas que se impongan como verdades irrefutables. Creemos que nuestra labor pasa por asumir críticamente una posición (positionality stament ) que reconozca el carácter situado y colaborativo del conocimiento, que asuma que la rigurosidad de la construcción de un objeto no pasa por la búsqueda de neutralidades, sino más bien por explicitar claramente los lugares que ocupamos cuando pensamos la intervención social. La invitación es entonces a sumarse en este temerario intento de formalización de conocimientos. ¿Cómo pensamos hacerlo?... El momento de presentarnos ha llegado.


1. Traducción realizada para la revista intervención por Lorena Pérez.
2. Según la información del portal del Ministerio de Educación mifuturo.cl. Visitada el 14 de agosto de 2014.
3. Ver Zúñiga, 1993.
4. Ver: Rose, G (1997) Situation knowledges: positionality, reflexivities and other tactics. Progress in Human Geography 21; 305.

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Cómo citar
Intervención, R. (2018). A propósito de la Revista Intervención…. Intervención, 1(3), 2-3. https://doi.org/10.53689/int.v1i3.11
Sección
Editorial