Pobreza multidimensional e intervención social
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Resumen
Por largo tiempo, en la comprensión conceptual de la pobreza, ha prevalecido una mirada centrada en los ingresos económicos. Esta visión es bastante restrictiva, ya que reduce el ámbito de la intervención social -y la política social- al logro de un bienestar material, invisibilizando otros elementos importantes para el desarrollo de las personas y de la sociedad. Desde una perspectiva multidimensional del fenómeno, las intervenciones sociales se tornan más complejas, y nos desafían a promover mayores grados de equidad e integración social, que aseguren un piso mínimo de bienestar para las personas que hoy viven en situación de pobreza, vulnerabilidad y exclusión social. Este es -precisamente- el desafío que asumimos al realizar este número especial de la Revista Intervención.
Leonardo Moreno, Director Ejecutivo de la Fundación para la Superación de la Pobreza, presenta en su artículo, un camino metodológico para la medición de la pobreza, que apunta a actualizar la tradicional perspectiva estructural del “tener”, por una mirada más amplia que también considere la desigualdad de oportunidades. Desde la perspectiva del autor, el enfoque de derechos permite justamente el establecimiento de garantías mínimas sociales que se hacen cargo de la desigualdad.
En una línea similar, el artículo de David Martínez “Desigualdad social y pobreza multidimensional en México” también toma como punto de partida el aseguramiento de derechos por parte del Estado. Como es sabido, México implementó tempranamente una medición oficial de pobreza multidimensional, por lo que se destaca el recorrido que realiza el autor, posicionando al enfoque de derechos como horizonte en la acción pública, donde se pretende elevar la capacidad de ingreso de la población como condición para la disminución de la pobreza, articulando mejor la política económica y social, aunque sin desatender la mirada sobre las desigualdades sociales.
Si bien existe consenso desde la perspectiva de derechos en la figura de un “Estado Garante”, lo cierto es que en la operacionalización de las políticas sociales surgen otras dificultades que incrementan la complejidad a la hora de abordar el fenómeno de la pobreza. En el artículo de Gianinna Muñoz se puede observar cómo la intervención social se ve complejizada por el reconocimiento de la multidimensionalidad de los fenómenos sociales, pero que adicionalmente, se tensiona con el lugar de la enunciación que utilizan los propios profesionales de la intervención social, y que muchas veces se vuelve eclético y contradictorio. Estas contradicciones también están presentes en metodologías como las Transferencias Monetarias Condicionadas (CCT1) que se encuentran por toda América Latina y que apuntan al establecimiento de sistemas de protección social. En el artículo “Transferencias monetarias condicionadas y pobreza: Trabajo Social y su intervención en perspectiva de alteridad”, los autores Borja Castro, Ana Fuentealba, Marcela Flotts, Taly Reininger y Mónica Vergara, comparan dos programas CCT chilenos: “Programa Puente” e “Ingreso Ético Familiar”. A partir de ello dan cuenta de las tensiones que se producen entre estos programas, los que formalmente tienen continuidad de política pública, pero donde se releva la importancia de los profesionales que se vinculan directamente con las personas/familias (la figura de los apoyos familiares). Es justamente esta figura del profesional de apoyo lo que desaparece en el “Ingreso Ético Familiar”, y con ello, se pierde el eje articulador entre la política pública y los sujetos (y sus relaciones), lo que constituía el espacio donde emergía la alteridad como reconocimiento de la subjetividad.
De alguna u otra forma, la conceptualización de la pobreza multidimensional también ha traído consigo una re-emergencia de estas dimensiones subjetivas de la pobreza. En esta línea, el artículo de Verónica Verdugo, aborda una dimensión un tanto olvidada del fenómeno de la pobreza: el rol del respeto. La autora se aleja de las tradicionales comprensiones economicistas de la pobreza, para realizar una observación específica desde una mirada relacional: analizar las relaciones sociales que “median” cualquier política, programa u acción social que tiene como horizonte la superación de la pobreza. El ejercicio permanente de la desnaturalización, validar la “voz” de los sujetos de estas intervenciones, dotarlos de dignidad, comprender sus posiciones de poder, promover el buen trato y en definitiva, desarrollar lógicas relacionales de respeto, serían dimensiones igualmente importantes en los caminos de superación de la pobreza.
En un zoom disciplinar, en el artículo “Dilemáticas contemporáneas sobre pobreza y desigualdad. Desafío disciplinar para el Trabajo Social”, Beatriz Fernández nos presenta una revisión de las tradicionales formas de comprensión de la pobreza, estableciendo articulaciones desde el quehacer del Trabajo Social, donde destaca la posición privilegiada del profesional como articulador entre las políticas sociales macro y las intervenciones sociales micro sociales.
Como aporte a la discusión sobre pobreza multidimensional, se presentan en esta edición además, dos debates. En el primero de ellos, denominado “La Articulación académica y la formación social de los estudiantes de las universidades la UIA León”, sus autores Paulina León y Mario Iván Patiño destacan la importancia que tiene la compresión de la pobreza y la desigualdad en la formación de profesionales universitarios. A través de la metodología aprendizaje-servicio focalizada en los temas de pobreza, se obtuvieron resultados significativos en los procesos de formación y en el compromiso social de los estudiantes. En el segundo debate, los editores proponemos un análisis en torno a la conceptualización de la pobreza multidimensional, señalando que se ha dejado un poco de lado debido a que la discusión se ha centrado más bien en la medición. Se relevan algunas claves para entender que implica la multidimensionalidad de la pobreza en términos de la intervención social. Como se verá a lo largo de este número de la Revista Intervención, la pobreza no se agota en una definición, y está abierta a la retroalimentación permanente desde múltiples miradas; el ejercicio de comprensión de la pobreza es, por tanto, un continuo de acercamientos teórico-metodológicos que nos permiten avanzar hacia su comprensión, entregando más bien herramientas de análisis contextual, conceptual, epistemológico y ético-políticos, que posibilitan procesos de intervención social de carácter más integral, con coherencia interna, y contextualizado a la realidad específica.
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