María Isabel Llanos trabajadora social, Superintendencia de Servicios Sanitarios Subvertir el lugar de enunciación para desafiar los relatos dominantes: Reflexiones sobre el mapeo colectivo como herramienta de intervención social

##plugins.themes.bootstrap3.article.main##

Gianinna Muñoz Arce

Resumen

MARÍA ISABEL LEAL LLANOS


Licenciada en Trabajo Social de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, Magíster © en Psicología, Mención Psicología Social de la Universidad Diego Portales. Desde el 2008 al 2013 se desempeñó como Directora del Centro Salud Mental Comunitaria de Nivel Secundario en la Comuna de San Pedro de la Paz en la Región del Bío Bío. Luego entre 2013 y 2015, como Jefa de la Unidad de Calidad de Vida Laboral y Bienestar del Hospital Dr. Gustavo Fricke, dependiente del Servicio Salud Viña del Mar Quillota. Actualmente se desempeña como encargada del área de desarrollo de las personas, que involucra las temáticas de Calidad de Vida Laboral y Capacitación, de la Superintendencia de Servicios Sanitarios. Además, es docente de la asignatura Psicología Comunitaria, en UPV.


e-mail: mleal@siss.gob.cl


¿Cómo definirías el mapeo colectivo y qué es lo que te ha parecido relevante de esta herramienta de intervención social?

El mapeo colectivo es la construcción de nuevos relatos y narraciones territoriales que requieren de herramientas que promueven la participación y, por ende, la reflexión de las mismas. En este sentido se refiere al diseño y la activación de herramientas visuales, íconos y cartografías que permiten develar o visibilizar estos diálogos que, a su vez, instauran una forma de trabajo que incentiva la rememoración, el intercambio y la priorización de las temáticas a trabajar en un contexto, territorio o comunidad. Por ejemplo, se realizó una cartografía de la Patagonia, que es una región que se refiere a una cantidad importante de imágenes. A su vez, este es un territorio mítico habitado por pueblos originarios ancestrales. Por ser históricamente un pueblo conquistado, fue de vital importancia deconstruir esta experiencia a partir del discurso de sus habitantes para ir resignificando estas experiencias y así generar nuevos espacios de participación a través de un relato gráfico que permitió a la comunidad, por ejemplo, priorizar y organizarse para la interrupción de un proyecto de alto impacto ambiental.


Disponer de estos recursos en un territorio determinado constituye una suerte de plataforma que potencia la construcción colaborativa y dinamiza el proceso que queremos desarrollar, incorporando una dimensión estética y simbólica del trabajo.  Así ampliamos el uso de recursos de metodologías de investigación participativa a la incorporación de herramientas creativas y visuales. En este sentido esta dimensión estética nos permite una fuerte vinculación territorial y barrial, a su vez, para rememorar, recorrer y derivar por el contexto, a partir de la información propia de sus habitantes, desde un espacio colectivo para construir una mirada amplia y así restaurar el entramado subjetivo y material, en el cual el territorio o barrio emerge como una síntesis no exenta de contradicciones y amenazas. En este entramado en constante disputa podemos ir puntualizando alternativas que bordan, unen, destacan aquello invisible revelándose lo esencial. Esto para mí es muy importante en la intervención social de los territorios.


Por definición, el Mapeo colectivo es un proceso de creación que subvierte el lugar de enunciación para desafiar los relatos dominantes, a partir de los saberes y experiencias cotidianas de los participantes, llevando a cabo ejercicios performáticos para visibilizar el territorio, identificando problemáticas, reflexionando sobre conexiones con otras temáticas y proponiendo alternativas liberadoras.


Desde el año 2008 se realizan estos mapeos, en diferentes países como Argentina, Brasil, España, Chile, entre otros, para construir colectivamente miradas territoriales que impulsan y facilitan prácticas colaborativas y de transformación. Así, en 2013, el Colectivo Iconoclasistas publica un manual[1] donde se sistematizan las metodologías, recursos y dinámicas de pedagogía crítica para incentivar su apropiación y uso derivado. Iconoclasistas es un dúo formado por Julia Risler y Pablo Ares. En mayo de 2006, elaboran proyectos combinando el arte gráfico, los mapeos creativos y la investigación colectiva. En 2008 comienzan a experimentar con diversas herramientas cartográficas en espacios de trabajo colectivo. Así nacen los talleres, ejercicios, mesas e intervenciones de mapeo colectivo y los procesos de investigación colaborativa sobre los territorios. 


¿Cómo fue tu acercamiento a la metodología del mapeo colectivo?

Esta metodología la conocí casualmente en un viaje, en Barcelona, donde unos amigos estaban cursando el Máster en Intervención Psicosocial de la Universidad Autónoma de Barcelona, y me hablaron del mapeo colectivo y su experiencia de investigación en los territorios periféricos de Barcelona. Me compré el libro y descubrí la experiencia del trabajo de las derivas en torno al empleo femenino en Barcelona. Empecé a usarlo en mi práctica cotidiana.


¿Has podido implementar esta metodología?

Hoy estoy trabajando el tema de la violencia de género a través del mapeo colectivo, cartografiando a través de la historia de los cuerpos, en profesionales -ingenieros en su mayoría- de la Superintendencia de Servicios Sanitarios, que es donde actualmente trabajo como encargada de Calidad de Vida Laboral. Es un proyecto bien interesante, pues tiene el objetivo de sensibilizar, educar y prevenir el acoso laboral y sexual a partir de las prácticas discursivas de la comunidad en la que trabajo.


Pero con anterioridad a este proceso de intervención que estoy realizando en la actualidad, yo ya había conocido el trabajo de mapeo colectivo en la región de Valparaíso, cuando me tocó vivir la experiencia de los incendios en el 2014. Yo trabajaba en el Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar, y me tocó evaluar la situación de quince funcionarios, de los cuales varios perdieron sus casas completamente. Fue de alto impacto para mí ver la situación de las personas del puerto.


Luego que Jorge Castro, en ese entonces Alcalde de Valparaíso, señalara ante los medios de comunicación “Yo no los invité a vivir aquí”[2], aludiendo a la imprudencia de las familias al habitar una zona con alto riesgo de incendios, se produjo una notable interpelación de parte de la ciudadanía. Esta frase generó una fuerte sensación de desarraigo y pérdida de identidad para los porteños, por lo que la recuperabilidad del espacio fue mucho más compleja que el simple hecho de reconstruir casas y lograr construir el barrio nuevamente. En este contexto tan complejo, donde no solo las viviendas sino el tejido social se encontraban destruidos, se realizaron los mapeos colectivos para reorganizar la configuración del territorio post-incendio.


De acuerdo a los registros de la experiencia de Valparaíso en los incendios de 2014, este mapeo colectivo fue organizado para sistematizar una visión compartida sobre las principales problemáticas de la ciudad. La detección de estos nudos, profundizados en los plenarios y las puestas en común, mostraron conceptos alternativos sobre la ciudad y provocaron una reflexión acerca de ¿cuál sería un modelo de desarrollo inclusivo y democratizador del espacio? Como resultado se publicó un desplegable que contenía una cartografía colectiva de Valparaíso titulada ¿Te invité yo a vivir aquí?, en donde se reflejaron las principales temáticas de una ciudad modelada desde los intereses turísticos, la especulación inmobiliaria y la exclusión de amplios sectores sociales.


Los mapeos colectivos fueron organizados por Paulina Varas y José Llano de Crac, en el espacio Cultural Santa Ana, en abril de 2014, y participaron miembros de Crac Valparaíso, Centro Comunitario Espacio Santa Ana, Radio Placeres, Movimiento de Trabajadores y Trabajadoras Clotario Blest, Agenda Kuir, Revista Aural, Revista Escáner Cultural y otros/as actores locales.


Pensando en esa iniciativa desarrollada en Valparaíso y también en tu experiencia actual en la Superintendencia de Servicios Sanitarios, ¿qué posibilidades y obstáculos ves tú para la implementación de mapeos colectivos en procesos de intervención social conducidos en Chile?

La posibilidad de implementar es abierta a todo público para incentivar su apropiación y su uso derivado. Los espacios de aplicabilidad son amplios y nos permiten tener un conocimiento situado para preguntarnos cómo y desde dónde actuar. Respecto de los obstáculos, creo que develar la precariedad no es un tema fácil, siempre genera diferencias, pero el desafío es buscar cómo ponernos al servicio del sistema generando espacios de agencia para ir instalando temáticas y poniendo voz a la desigualdad, la inequidad, etc. Es una invitación a pensar desde los comunes, la construcción de un mapa como herramienta para el trabajo territorial constituye una forma de elaborar relatos colectivos en torno a lo común.


¿Qué aporta esta metodología en el campo de la intervención social? Entendiendo que se trata de una técnica, pero que también las técnicas “hablan”, dan cuenta de lógicas de aproximación que son peculiares…

Desde mi punto de vista, las brechas que podemos alcanzar a través de estas metodologías son rescatar el discurso y visibilizar la subjetividad de todos y todas, donde se ponen a prueba la creatividad y sin limitarse por los recursos, ya que no se necesitan grandes recursos financieros, por ejemplo, que siempre limitan para desplegar actividades participativas, sobre todo pensando en el Estado. Entonces nuestra consigna para todo siempre es que las necesidades son múltiples y los recursos son escasos. Me gusta esto de considerar lo estético y considerar las cartografías críticas como activadores de procesos de territorialización colectiva, es decir, generar comunidades transitorias, empoderar discursos más rebeldes y socializar lo cotidiano de las experiencias.


En estas prácticas nos reconectamos con la intervención social y me tomo de las palabras de Judith Butler, pongámosle rostro al dolor, hay que develar lo que estamos viviendo como sociedad. El mapeo colectivo, como te decía, invita a pensar la intervención territorial desde lo colectivo, la horizontalidad, la participación de todos y todas. Por eso lo difícil de implementar una metodología como esta en el contexto actual, pues lo colectivo, inclusivo, participativo, obedece a una lógica que hoy es totalmente contra-hegemónica, en el sentido que plantea Butler. Es elaborar desde el colectivo en contextos donde prima lo individual.


A modo de reflexión final, ¿cómo crees tú que esta metodología desafía las nociones tradicionales de intervención social? En otras palabras, mi pregunta apunta a cómo una metodología como esta puede suponer un cambio de lógica de intervención, lo que implicaría asumirla no solo como una técnica sino como una forma “otra” de interpretar el territorio.


Creo que el gran desafío es aprender a pensar desde los comunes, como dice David Bollier, es decir, debemos destruir la idea de que el mundo de lo social debe ser colonizado por el mundo de los expertos. Esto desafía la noción tradicional de intervención social en su sentido fragmentario del individuo-grupo o comunidad. Nos invita a replantearnos la pregunta respecto de cómo intervenimos, esto porque en el camino me he dado cuenta de que nuestros principios en intervención siempre terminan siendo paradojales, incluimos para excluir, donde todo nos invita a la autogestión, se trata ya de un arte de gobernar a los seres humanos y no a los territorios. Finalmente, puedo decir que el uso de esta herramienta nos invita de alguna manera a generar espacios de contra-conducta, entendida como la lucha contra los procedimientos puestos en práctica para conducir a los demás. Uno podrá decir “el papel aguanta todo”, pero siempre me generan curiosidad aquellas estrategias que se despliegan en el anonimato de nuestras intervenciones. Tal vez ese sería un mapeo colectivo interesante, digno de estudiar y publicar: aquellas intervenciones sociales en los territorios de nuestro país, desarrolladas por estos héroes y heroínas anónimos, los llamados profesionales de las ciencias sociales.


¿Alguna recomendación de lectura, para seguir en esta ruta?

“Estado de inseguridad, gobernar la precariedad”, de Isabell Lorey, que está prologado por Judith Butler y publicado online por la editorial Traficantes de Sueños en Barcelona (2016). Y el texto de David Bollier “Pensar desde los comunes”, también de la editorial Traficante de Sueños (2014). 


 


[1] Para mayor detalle sobre Iconoclasistas y su manual de mapeo, consultar http://www.iconoclasistas.net/mapeo-colectivo/ 


[2] Los detalles de esta intervención del entonces Alcalde de Valparaíso pueden ser revisadas en esta nota de prensa publicada por Diario La Nación el 22 de abril de 2014. http://lanacion.cl/2014/04/22/te-invite-yo-a-vivir-aqui-el-duro-dialogo-de-castro-con-damnificado-de-valparaiso/


 

Descarga de archivos:

Descargas

La descarga de datos todavía no está disponible.

##plugins.themes.bootstrap3.article.details##

Cómo citar
Muñoz Arce, G. (2018). María Isabel Llanos trabajadora social, Superintendencia de Servicios Sanitarios. Revista Intervención, 1(8), 56-60. https://doi.org/10.53689/int.v1i8.56
Sección
Debates
Biografía del autor/a

Gianinna Muñoz Arce

Editora en Jefe Revista Intervención.

Entrevista realizada el 14 de abril de 2018.